Sus miradas se enredaron como una maraña de hilos. Ninguno dijo nada, ninguno supo qué decir. El silencio se adueñó del momento, mientras ambos deseaban que sus labios se rozasen. Callaron para ocultar su desesperanza y el dolor causado con el último adiós...
Ella añoraba el sonido de su risa, él echaba de menos perderse en el negro de sus ojos. Cada recuerdo guardado en sus mentes se revivió en ese mismo instante, apoderándose de su ser.
Ella no sabía si recriminarle que se marchase así, sin más, sin darle una explicación sobre lo de su traslado. El tiempo le había demostrado que la distancia no hace el olvido.
Me ha encantado este fragmento, y me da lástima pensar en esa despedida tan corta y sin palabras.
ResponderEliminarEsperemos que sus caminos vuelvan a juntarse.
¡Un besín!
Me gustó muchísimo el texto, me ha parecido conmovedor. Amo como escribes.
ResponderEliminarUn besazo <3
"El tiempo le había demostrado que la distancia no hace el olvido", genial.
ResponderEliminarBesitos ♥
Acabo de llegar, creo, y ya sé que voy a quedarme mucho tiempo por aquí.
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